La derrota de hoy del Sporting de Gijón por 2-3 en El Molinón ante el Villarreal deja al equipo asturiano a las puertas de confirmar su descenso a 2ª División.
Tendría que darse una carambola en la cual el Sporting tendría que ganar los dos partidos que le restan, el Rayo Vallecano perder los tres encuentros que tiene pendientes y que el Zaragoza no sume más de 6 puntos, por lo cual resulta muy complicado que el equipo consiga mantener la categoría.
Si se confirma el descenso, el Sporting pondría fin a 4 temporadas seguidas en 1ª División; las tres temporadas anteriores tuvo a Manolo Preciado como técnico, el cual ya llevaba otras tres temporadas entrenando al equipo en 2ª División.
Preciado conocía a la plantilla del primer equipo y a la cantera a la perfección con lo cual era el entrenador idóneo para dirigir al equipo; fue cesado a finales de Enero por los malos resultados del equipo y fue sustituido por Javier Clemente con la intención de conseguir salvar al equipo de los puestos de descenso.
El entrenador vasco desde su llegada se ha enfrentado a la directiva, que le ha contratado, por la mala confección de la plantilla, a los propios jugadores, a periodistas y aficionados del equipo. Todo ello se hubiese disculpado de haber conseguido el objetivo para el cual fue contratado. Pero una vez se certifique el descenso del equipo todo ello permanecerá y habrá dañado muy seriamente la imagen del club.
No se puede saber que hubiese sucedido de haber continuado Preciado al frente del equipo, pero de lo que no cabe duda es que nos hubiésemos ahorrado los momentos bochornosos que ha protagonizado Clemente.
El ejemplo del Sporting es aplicable tambbién al Racing de Santander (ya descendido) cuyo descontrol institucional y deportivo ha sido absoluto esta temporada. Está claro que en muchas ocasiones es preferible mantener la calma a pesar de los malos resultados antes que convertir la situación en un auténtico esperpento.
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