Vuelve
el XV del Gallo a Eden Park, el estadio en donde han perdido dos de las tres
finales de RWC que han disputado, no es
un lugar que evoque gratos recuerdos para los franceses.
Llega
Francia, a esta serie ante Nueva Zelanda, sumida en las mismas dudas que la
asolan últimamente:
- - Incapacidad para encontrar una pareja de medios que resulte fiable y
convincente: Dupuy, Beauxis, Parra,
Yachvili, Trihn-Duc, Doussain, Michalak, Machenaud… Son algunos de los nombres
que han ocupado los puestos de 9 y 10 a lo largo de los últimos años; para el
puesto de apertura les toca el turno, esta vez, a Camille López y a Rèmi Tales.
-
- La 3ª línea tampoco vive sus mejores momentos; de los
Bonnaire,Dusautoir, Harinordoquy del 2011; han pasado a Picamoles y dos
acompañantes… Dusautoir quema sus últimos partidos como internacional y capitán
(recordemos que Pascal Papé era el capitán en el 6 Naciones 2012 hasta su
lesión) y Ouedraogo ejerce como fiel escudero pero sin dar un paso al frente y
asumir el relevo generacional.
- - La sensación de “ausencia de peligro” que ha dejado la lesión de
Vincent Clerc en las alas francesas (especialmente al enfrentarse a los All
Blacks).
- -
Ausencia de un talonador que haya ocupado el enorme vacío dejado por
William Servat en la 1ª línea francesa.
Se le
está indigestando a Francia encontrar el relevo generacional necesario para
afrontar el RWC 2015 con aspiraciones a
obtener un buen resultado.
En esa
búsqueda de relevo generacional también está embarcada Nueva Zelanda; Richie
McCaw, Conrad Smith, Keven Mealamu o Dan Carter han disfrutado (o disfrutarán)
de períodos sabáticos destinados a recuperar fuerzas y poder alargar unas
carreras profesionales que están mucho más próximas a su fin que a los
comienzos.
La
ventaja con la que cuentan los All Blacks es lo inagotable de su cantera de
jugadores; jóvenes talentos que asoman en los equipos de Super XV:
Rene Ranger,
Tim Nanai-Williams, los hermanos Savea, Sam Cane, Aaron Cruden, Tawera
Kerr-Barlow, Charles Piutau y tantos otros que nos dejamos fuera.
No todo
son buenas noticias para los neozelandeses, el creciente poderío económico de
los clubes europeos y japoneses llevará
(sin lugar a dudas) a muchas de sus figuras a emigrar, atraídos por los
suculentos contratos, por lo cual les resultará cada vez más complicado
conseguir un bloque de jugadores que se pueda mantener a lo largo de los años.
Pero
estamos adelantando acontecimientos que todavía no han llegado.
Lo que si llega
es el primer partido de la serie que enfrenta a los dos finalistas del último
mundial y merece que le prestemos toda la atención.
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