El debut de Argentina en el Rugby Championship se cerró con una contundente derrota por 27-6 ante Sudáfrica.
Esta derrota no tiene gran importancia, debido al potencial de los sudafricanos, y a que el objetivo de Los Pumas en este torneo tiene que ser el de aprender y competir ante rivales que en la actualidad son superiores a su combinado.
A Argentina la condenaron varios errores en los golpes a palos y la falta de acierto de alguno de sus jugadores, especialmente su zaguero Lucas González Amorosino.
Todo el mundo conoce las características del juego sudafricano: embestidas constantes, agrupaciones con las que van poniendo a prueba la resistencia de las defensas rivales y la contundencia necesaria para castigar cualquier falta de concentración del equipo rival.
Argentina supo controlar, en medida de lo posible, el juego sudafricano y de no haber mediado los errores anteriormente citados hubiese sufrido una derrota menos abultada.
Queda por ver si, con la lección bien aprendida, son capaces de poner en más dificultades a los Bocks el próximo sábado.
Argentina tiene la ventaja de saber a ciencia cierta que el planteamiento sudafricano va a ser exactamente el mismo que en el primer partido del torneo; sólo resta por ver si los errores argentinos se convierten en aciertos y así el partido tiene un marcador más igualado.
El único cambio que introducirá Santiago Phelan es el de Rodríguez Gurruchaga por Amorosino en el puesto de zaguero.
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